Mi esposa me fue infiel puedo irme de la casa sin que me acuse de abandono de hogar

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Existe una creencia generalizada respecto al abandono de hogar que es del todo errónea, y que hace que a los despachos de familia como FM Abogados Divorcios Tenerife acudan personas con miedo a ser denunciadas por cosas que en realidad no constituyen delito.

Así que vamos a tratar de explicar de forma comprensible qué es -y qué no es- el abandono de hogar, y si estamos incurriendo en un delito si nos vamos de casa antes de tener en nuestras manos una sentencia de divorcio o incluso haber interpuesto la demanda.

El abandono de hogar y la obligación de vivir juntos

Podemos encontrar referencias indirectas al abandono de hogar en el código civil. Si analizáramos de forma ligera los artículos que veremos a continuación, podría pensarse que efectivamente estamos transgrediendo la ley si nos vamos de casa.

El código civil, en su artículo 68, establece la obligación de que los cónyuges vivan juntos:

Artículo 68

Los cónyuges están obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente. Deberán, además, compartir las responsabilidades domésticas y el cuidado y atención de ascendientes y descendientes y otras personas dependientes a su cargo.

Lo primero que a uno se le pasa por la cabeza ante este artículo son preguntas tales como: ¿Y qué pasa si me voy de casa sólo un fin de semana, o una semana entera?. Es más: ¿Qué consecuencias tiene para mí  el hecho de que coja mi maleta y abandone el hogar de manera indefinida?

Y es que el Código Civil, a diferencia de otras presuntas infracciones, no incluye ningún tipo de sanción para estas posibles conductas contrarias a ley. Ello nos lleva a la conclusión de que la obligación de vivir juntos es meramente programática. Esto es, no es una obligación real, sino una mera idealización de la conducta que se espera.

Para entendernos, es como cuando en el mismo artículo habla de la obligación de fidelidad. Desde hace ya bastantes años, la fidelidad no tan solo no es un delito, sino que ya no es ni tan siquiera causa de divorcio.

¿Cuánto tiempo puedo irme de casa?

Otro artículo del Código Civil, un poco más adelante, arroja alguna luz sobre estas cuestiones:

Artículo 105

No incumple el deber de convivencia el cónyuge que sale del domicilio conyugal por una causa razonable y en el plazo de treinta días presenta la demanda o solicitud a que refieren los artículos anteriores.

Bien. El artículo 105 al menos nos aclara que si se produce un abandono de hogar durante un plazo inferior al mes, no estamos cometiendo infracción alguna. Tampoco tendremos problemas si nos vamos definitivamente del domicilio conyugal pero antes del mes a contar desde nuestra partida presentamos una demanda de divorcio.

  • Aquí tenemos pues varias vías de escape para no incurrir en un abandono de hogar.
  • Pero vayamos más allá: ¿Qué pasa si me voy de mi casa durante más de un mes ininterrumpido y no interpongo demanda de divorcio alguna?
  • Pues -con las matizaciones que a continuación diremos- no se prevé ninguna sanción por irnos de casa.

Así, el delito de abandono de hogar no existe…

No existe tal como lo entiende buena parte de la población. Si buscamos en el código penal, que es donde se recojen todos los delitos y sus correspondientes penas y sanciones, no aparece el término «abandono de hogar»

Lo que sí existe, y ahora viene el importante matiz al que me refería antes, es el delito de abandono de familia. En concreto, viene recogido en el artículo 226 del código penal:

Artículo 226

1. El que dejare de cumplir los deberes legales de asistencia inherentes a la patria potestad, tutela, guarda o acogimiento familiar o de prestar la asistencia necesaria legalmente establecida para el sustento de sus descendientes, ascendientes o cónyuge, que se hallen necesitados, será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o multa de seis a 12 meses.

Como vemos, así como no es un delito abandonar físicamente el domicilio, sí lo es en cambio desatender nuestras obligaciones para con los miembros de nuestra unidad familiar que se hallen necesitados, esto es, que dependan de nosotros.

De aquí se deduce, por ejemplo, que puede haber un delito de abandono de familia sin que se produzca abandono de hogar.

Para ello tan sólo es necesario que el cónyuge infractor por ejemplo vacíe las cuentas del banco y no atienda las necesidades de alimentos de sus hijos.

¿Qué obligaciones he de cumplir para no cometer delito?

  1. Hemos de poner la atención en el término «necesitados» de este artículo, ya que ahí nos topamos con la bisagra que hace que exista o no abandono de familia.

  2. En esencia los hijos menores de edad o los que aún no sean económicamente independientes tendrán siempre la consideración de necesitados, por lo que aunque nos vayamos de casa no podemos desatender sus necesidades so pena de incurrir en delito.

  3. Quiere esto decir que podemos perfectamente abandonar nuestro domicilio pero depositar -por ejemplo- en la cuenta bancaria familiar una cantidad mensual suficiente para que se vean cubiertas las necesidades de alimento, ropa y subsistencia en general de los hijos.

  4. Más complejo es saber cuándo estamos traspasando la línea a la que hace mención el código penal respecto de nuestro cónyuge.

  5. Obviamente, si éste dispone de trabajo remunerado o percibe alguna prestación que le permita subsistir, no cometemos delito al no poner a su disposición dinero alguno (obviamente, dejando a salvo lo que sobre el particular pueda decir una futura sentencia de divorcio).

Más difícil resultaría el caso de un matrimonio sin hijos (o con hijos mayores de edad y económicamente independientes) en que por ejemplo el marido se va y la mujer no tiene ingresos propios. En este caso se debería analizar la situación en que queda la esposa (si cuenta con familiares que puedan ayudarla, por ejemplo), si bien, por mi experiencia, resulta raro que se abra un procedimiento penal si no existen hijos menores, y en todo caso se le concede al cónyuge abandonado en situación de necesidad la posibilidad de acudir al juzgado para reclamar a su todavía pareja su obligación de prestar alimentos o, más convenientemente, la posibilidad de interponer la oportuna demanda de divorcio en la cual pueda solicitar las pensiones que considere oportunas.

En definitiva, que el abandono de hogar como tal no existe, y que mientras no desatienda sus obligaciones para con sus hijos y su cónyuge (si éste queda en situación de necesidad sin su contribución económica) no ha de preocuparse por nada.

Mi esposa me fue infiel puedo irme de la casa sin que me acuse de abandono de hogar

Destruí mi matrimonio por una amante en el trabajo

Mi esposa me fue infiel puedo irme de la casa sin que me acuse de abandono de hogar

Yo no medí las consecuencias de las cosas y pensé que estando juntos podríamos afrontar los obstáculos. Pero las cosas se tornaban muy oscuras.

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Encuentra la validación de El Cazamentiras al final de la noticia.

Corrían los últimos años de la primera década del siglo XXI. Trabajaba en una importante compañía local donde tenía un cargo gerencial. No recuerdo cómo se inició todo, pero me empecé a sentir atraído por una de mis colaboradoras, sobre quien yo ejercía una jefatura. Se llamaba Daniela*, era casada, tenía dos hijos y debía reportarme directamente su trabajo.

Ella era una mujer profesional, inteligente, competente, dinámica, bonita -más no atractiva- y excesivamente diligente. Desde los primeros meses de su vinculación a la empresa dejó ver su personalidad arrolladora que casi bordeaba con un carácter fuerte.

(Lea también: 'Dos novios me dejaron para casarse con otras mujeres')En varias ocasiones se requirió de mi intervención por quejas que recibí debido a su alta exigencia, aunque he de decir que nunca llegó a un límite de maltrato.

Con el tiempo, Daniela* y yo empezamos a tomar confianza pues, al margen de que algo en ella me atrajera, también me sentía altamente satisfecho con su desempeño y resultados.

Ella era una mujer ambiciosa. Tenía el ánimo de escalar dentro de una organización pero, eso sí, con méritos y esfuerzo propios. Nuestra relación fue, en un principio, eminentemente profesional.

Sin embargo, ocasionalmente, Daniela* empezó a saludarme con beso en la mejilla y a hacerme llamadas en horas fuera del horario regular para informarme asuntos laborales que podría comunicarme al otro día.

Ella me contó, así sin más, que varias veces le había sido infiel a su esposo.

Quizás me equivoque, pero para mí era claro que ella buscaba excusas para llamarme. Eso me atrajo y desembocó en que me empezara a fijar en su belleza física. A pesar de no ser una mujer muy atractiva, sí era bonita y tenía un tono de piel hermoso.

Ella era blanco de coqueteos por parte de otros compañeros de trabajo a quienes ya había frenado con su fuerte carácter. El punto de inflexión con Daniela*, ese punto que considero de no retorno, surgió tras un comentario que me hizo cuando conversábamos en un almuerzo. Ella me contó, así sin más, que varias veces le había sido infiel a su esposo.

Se me hizo bastante particular que alguien que jamás me había contado absolutamente nada de su vida personal, me compartiera una intimidad tan difícil de reconocer por parte de una mujer.

Ese día también me contó que en repetidas oportunidades había sido objeto de maltrato físico por parte de su marido.

No lo voy a negar, ante este rasgo de su personalidad que estaba conociendo pensé que podría tener una aventura con Daniela*: ¿Si ella ya había sido infiel una vez porque no lo sería de nuevo? (Otras historias de #MensajeDirecto: La pareja que lleva 15 años junta pese a estar casados con otros)

Empecé a ofrecerme para llevarla cerca de su casa en mi carro. Los besitos de despedida en la mejilla continuaron y finalmente en una oportunidad terminamos dándonos en un beso apasionado con caricias íntimas dentro de mi automóvil mientras la dejaba en la esquina de la casa donde ella vivía con su esposo e hijos.

Desde ese momento me convertí en su confidente. Las revelaciones de Daniela* acerca de su desgracia matrimonial continuaron profundizándose con mayor detalle. Según ella, el marido no trabajaba y prácticamente ella cargaba con toda la responsabilidad económica del hogar. Entre una cosa y otra, el sexo no tardó en llegar.

Daniela* era intensamente apasionada en la intimidad. Yo creí que había logrado una “aventura perfecta”.  Sin embargo. la personalidad de ella empezó a cambiar, me anunció la separación de su esposo y empezó a reclamarme mayores compromisos.

Era claro que no deseaba tener el papel de amante. Nuestros encuentros sexuales se incrementaron, perdí el control y me enamoré. (Otros artículos: ¡Sal de esa relación tóxica!: Carta a mi yo cuando tenía 18 años)

En el medio, ella empezó a llamar a mi casa y a mi celular a altas horas de la noche y los fines de semana. Yo, por otro lado, me escapaba de mi rutina familiar para vernos. Fue cuestión de tiempo para que los problemas en mi hogar estallaran, pero a mí no me importaba. Daniela* y yo estábamos enamorados y dispuestos a todo.

En la empresa también empezaron los comentarios en los pasillos. Nuestro romance era la comidilla de todos, incluso fui requerido por mi jefe quien, en principio, me aconsejó que acabara con esa relación pues conocía a mi esposa y a mis hijos. Luego, aunque muy sutilmente, amenazó con despedir a alguno de los dos si esa aventura continuaba.

Yo no medí las consecuencias y pensé que estando juntos podríamos afrontar los obstáculos. Pero las cosas se tornaban muy oscuras.

Un día, por ejemplo, empecé a recibir llamadas anónimas con amenazas de muerte. Resulta que Daniela* no se había separado de su esposo y él revisó su celular y encontró los mensajes cargados de erotismo que nos enviábamos.

Al ver que ese método no le funcionó, el señor optó por amenazarme directamente a tal punto que en alguna ocasión nos siguió e intento agredirme físicamente en la calle. No lo consiguió porque Daniela* se interpuso mientras le gritaba que me amaba.

En cuestión de meses esta “aventura perfecta” se había convertido en una multiplicidad de problemas, en la peor de mis pesadillas. Y las cosas malas no pararon. Mi jefe buscó alguna excusa irrelevante para pedir mi renuncia. El peso del chisme interno y mi comportamiento imprudente le cansaron.

Ya sin trabajo, empecé a dimensionar el tamaño de las consecuencias de mi comportamiento. Mi esposa y mis hijos en preadolescencia conocían de la situación. Mi hogar estaba arruinado por mi culpa.

Quise tratar de reorganizar mi familia y busqué una formula rápida de escape de ese amor que sentía por Daniela*. Le propuse a mi esposa salir del país y ella, en medio de su desespero, aceptó. Vendimos lo que teníamos y viajamos a empezar una vida nueva. Pero la distancia no sirvió. Daniela* y yo seguíamos enamorados. No perdía oportunidad de comunicarme con ella.

En el extranjero, junto a mi esposa iniciamos un emprendimiento empresarial, pero este romance prohibido se atravesó en medio de nuestros proyectos. A los pocos meses de haber viajado, Daniela* fue a visitarme.

Parecía que todo estaba dado para convertirla en mi compañera de vida, pero una conversación que tuve con un amigo me cambió absolutamente todo

El reencuentro fue más fogoso y apasionado. La llama que pensé que se apagaría con la distancia estaba más viva que nunca. La relación con mi esposa se deterioró definitivamente y finalmente nos separamos.

Daniela* seguía con su relación matrimonial al tiempo que continuaba el romance conmigo en la distancia. Su esposo, pese a enterarse de nuestra relación, había optado por reconquistarla.Después de un año, regresé a Colombia.

Daniela había reestablecido a medias su relación con su esposo, pero al enterarse de mi llegada quedamos en volvernos a encontrar. De nuevo, fue con fogosidad y apasionamiento.

Desde ese momento decidimos seguir definitivamente con nuestra relación sin importar su matrimonio. Conseguí un nuevo empleo en Colombia y parecía que todo estaba dado para convertirla en mi compañera de vida. Pero una conversación que tuve con un amigo me cambió absolutamente todo.

Él me contó que años atrás, antes de yo conocerla, también había tenido una aventura con Daniela* y en circunstancias similares. A él también le había relatado los maltratos de su esposo y los problemas económicos. En su momento, Daniela* también quiso una relación a largo plazo con él, pero mi amigo no se enamoró como yo y lo descartó de tajo. Mientras hablábamos, mi amigo me reprochó lo tonto que había sido al destruir mi hogar con alguien “tan emocionalmente inestable” como ella.

Su revelación me llenó de rabia. En una actitud cínica de mi parte culpé a Daniela* del sufrimiento de mis hijos y mi esposa, cuando el principal responsable había sido yo.

La imagen que tenía de ella se fue al piso y nuestra relación tomo un viraje totalmente hacia lo físico y sexual de mi parte. Eso también la cambió a ella. Me celaba por cualquier motivo, con intensas demostraciones de rabia que incluso la llevaron a intentar golpearme.

Ya no quería a esta mujer para mi vida. Dejé de llamarla. Al final, después de varias semanas de no ignorar sus llamadas, opté por contestarle una para decirle que no quería saber absolutamente nada de ella. Le pedí que dejara de acosarme o de lo contrario me vería obligado a acudir a las autoridades.

Tal vez el tono de esa última comunicación con ella fue su límite. Quizás ella también se dio cuenta de este amor totalmente contaminado de dolor.

Este episodio de mi vida duró tres años y me llevó a reflexionar sobre el daño que podemos generar a nuestros seres queridos. Los hombres, en nuestro machismo, buscamos una simple “aventura perfecta” y no medimos las consecuencias de nuestros actos. No pensé en enamorarme, pero sucedió y le causé dolor a mis hijos, a mi esposa, a los hijos de Daniela* y a su esposo. Yo también mentí.

Fue una relación que no trajo absolutamente nada bueno a mi vida y creo que tampoco a la de ella. No se puede construir amor sobre el dolor de los demás.

ARREPENTIDO**Por petición se protege el nombre de la autor.

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Primeros pasos para denunciar y prevenir un abandono de hogar

Convivir con otra persona no es tarea sencilla. A veces las cargas llegan a ser tan pesadas que uno de los miembros de una pareja decide dejar el domicilio sin más preámbulos. ¿Qué consecuencias legales conlleva el abandono de hogar? ¿Se trata de un delito? ¿Qué se puede hacer ante un abandono de estas características?

¿Qué se considera abandono de hogar?

Lo primero que se tiene que tener en cuenta es una distinción clave. Muy a menudo se confunde el abandono de hogar con el abandono familiar. El primero no está tipificado en el Código Penal ni es denunciable.

Esto ocurre simplemente cuando uno de los miembros de la pareja se va del domicilio habitual.

Con anterioridad a 2005, el abandono injustificado del hogar era uno de los motivos para proceder al divorcio, pero hoy en día ya no se exige razón alguna para poner fin a un matrimonio.

Por otro lado, el abandono de familia implica desatender obligaciones y responsabilidades jurídicas con respecto al cónyuge, ascendientes o descendientes. Esta última figura sí puede acarrear graves consecuencias penales.

Abandono de hogar sin estar casados

Aunque la figura delictiva del abandono de familia se refiera a los cónyuges, es muy común que una pareja conviva sin estar dada de alta como tal el Registro Civil.

En este caso, para que se pueda interponer demanda, sería necesario que se demostrara que se trata de una pareja de hecho.

Sin embargo, en este caso siempre es más difícil probar que efectivamente existía ese tipo de relación.

Abandono del domicilio por infidelidad

Las razones para abandonar un hogar pueden ser tan variadas como complicadas. Si uno de los cónyuges se va de la casa común con motivo de la infidelidad del otro, lo más recomendable es que se expliquen en el juzgado las razones pertinentes para abandonar el domicilio de la pareja.

Una vez realizado este paso, se podrá comenzar con los trámites correspondientes, como la separación o el divorcio. Este es el mecanismo más sencillo para evitar que se denuncie a la persona que se ha marchado del hogar, sean cuales sean los motivos que le han llevado a tomar esa decisión.

¿Cuánto tiempo se puede estar fuera del domicilio sin considerarse abandono de hogar?

El Código Civil impone obligación a los cónyuges de vivir juntos en condiciones normales por cuestiones de orden público. Por tanto, si uno de los cónyuges abandona el hogar puede estar incumpliendo este precepto.

Su pareja ha de esperar al menos 30 días para denunciar. No obstante, este plazo se paralizará si el primero presenta una solicitud de divorcio, separación o nulidad.

En caso de duda, siempre es recomendable preguntar a uno de los abogados de familia expertos en abandono de hogar que ponemos a tu disposición en nuestro directorio.

Además, el Código Penal estipula el delito correspondiente que deviene de un abandono familiar.

Así, se establece como causa punitiva el que uno de los cónyuges deje de pagar durante un periodo de dos meses consecutivos o cuatro alternos la prestación económica que corresponda al otro cónyuge o a sus hijos, siempre que esté establecida por convenio, resolución judicial o de forma conjunta.

Denunciar un abandono de hogarComo se ha señalado, el mero hecho de que una de las partes de la pareja salga de su domicilio habitual no es denunciable en sí ni tiene consecuencias legales.

No obstante, si lleva aparejado un abandono familiar con incumpimiento de sus obligaciones como cónyuge, ascendiente o descendiente, se habrá de interponer una demanda ante la policía o en el juzgado que corresponda una vez transcurrido el plazo señalado en el Código Penal.

Este delito solo se puede perseguir a instancia de parte, a no ser que incumba a menores o personas en situación de especial protección, en cuyo caso también podrá intervenir el Ministerio Fiscal.

Etiquetado como: Artículos derecho Penal

5 consejos legales imprescindibles previos al abandono del hogar

  • Le ofrecemos 5 consejos legales imprescindibles previos al abandono del hogar conyugal que le evitarán futuros problemas y más de un disgusto.
  • Aunque el abandono del hogar conyugal no es un delito -todavía se confunde con el abandono de familia- es decir, usted no tiene por qué temer dar el paso, sí es cierto que es preferible actuar bajo ciertas premisas legales que le ayudarán a no cometer errores que podrían perjudicarle en las condiciones de su sentencia de divorcio. 
  • 1-Contrate a un buen abogado. 
  • Es especialmente importante que acuda a un buen abogado antes de salir de casa y de comunicar la decisión de divorciarse a su cónyuge.

El abogado matrimonialista le escuchará e indicará qué debe hacer con exactitud. A partir de ese momento, siga siempre sus instrucciones legales. Jamás actúe por su cuenta, por ejemplo, contestando whatsapp provocadores o llevándose a sus hijos del domicilio sin que medie un acuerdo por escrito.

Por cierto, a la hora de elegir un buen abogado matrimonialista recuerde que “el mejor” no es sinónimo del “más agresivo” o “el menos escrupuloso”. Un divorcio es una situación seria, con dolorosas implicaciones personales y en la que a veces hay menores.

En definitiva, un buen abogado matrimonialista procurará unas condiciones justas para todas las partes -incluso aunque sólo defienda a una de ellas- le informará y le asesorará con equidad, garantizando sus derechos, y evitará discusiones y enfrentamientos innecesarios.

2-Comunique por escrito que se marcha del domicilio conyugal.

Si decide marcharse de casa es fundamental enviar a su cónyuge un escrito en el que le comunique su decisión, facilitándole dirección y teléfono. Esto no es una cuestión baladí o de buenas maneras.

Por el contrario, es determinante de cara a la futura liquidación de gananciales que necesariamente deberá afrontar en el futuro. De hecho, muchas sentencias judiciales tienen en cuenta la fecha exacta de la separación de hecho –que podrá demostrar mediante ese escrito- en la valoración de bienes que han formado parte de la sociedad de gananciales.

Es decir, supongamos que usted ha tomado la decisión unilateral de cesar la convivencia y no lo ha comunicado a su cónyuge. Hasta el momento en que se interponga la demanda de divorcio en el juzgado la otra parte podría disponer libremente de los bienes comunes (por ejemplo, gastarse el dinero de la cuenta común) sin que usted tuviera derecho a reclamar.

  1. Por todo lo anterior, y dada la importancia de este escrito, le aconsejamos encarecidamente que encargue su redacción a un abogado matrimonialista, pues usted podría pasar por alto cuestiones legales importantes o cometer errores.
  2. Más consejos legales previos al abandono del hogar conyugal… 
  3. 3-Haga inventario de los bienes comunes, incluyendo cuentas corrientes.

Este consejo es una consecuencia lógica del anterior. Por precaución, si sale de su hogar con la intención de interponer una demanda de divorcio, guarde copia de toda la documentación que pruebe la existencia de bienes comunes conyugales, como cuentas corrientes –con extracto del día en que comunique su decisión- acciones, coches, bienes inmuebles, etc.

4-No abandone sus responsabilidades y obligaciones como padre o madre.

Si sus hijos han quedado al cargo de su cónyuge, no haga dejación de sus responsabilidades u obligaciones. Es decir, siga haciéndose cargo de sus gastos (colegio, ropa, alimentos, etc.) y trate de visitarlos con frecuencia. En caso de mala relación (insultos, etc.), hágalo con testigos.

¿Y qué cantidad deberá abonar hasta el día en que exista sentencia firme?

De nuevo en esta cuestión es determinante la intervención de un abogado matrimonialista. Según la experiencia de nuestro bufete, Abogados Sierra de Madrid, muy pocas personas aciertan en la estimación de estos gastos.

Y hay que tener en cuenta que esta cantidad inicial puede ser vinculante. Así pues, sea prudente, y consulte siempre a un letrado para estimar la cantidad inicial de pensión de alimentos para sus hijos.

Nuestro último consejo legal previo al abandono del hogar conyugal… 

5-No descarte la custodia compartida.

No crea que por haberse ido de casa o porque su ex pareja se niegue debe renunciar a la custodia compartida de sus hijos. El haber tomado la decisión de divorciarse unilateralmente o haber sido el primero en abandonar el hogar común no son motivos que impidan esta modalidad de cuidado de los menores.

Mi esposa me fue infiel, ¿puedo irme de la casa sin que me acuse de abandono de hogar? » Divorcio Fácil

Todo el país

Experto en: Divorcio, Pensión, Custodia

¡Hola, Axel!

Bienvenido a Divorcio Fácil, con gusto trataremos de asesorarte. Esperamos te encuentres bien ante la situación que nos planteas, en tu caso lo más importante que llegues a una pronta solución por tu bienestar y sobre todo por tu hija.

Ahora bien, el interés principal que observamos es la redacción de una carta que acredite la infidelidad de tu esposa. Situación bastante complicada y difícil, la infidelidad no es cosa sencilla de acreditar. 

Por lo que, en tu caso, te recomiendo acudir al Ministerio Público y levantes una acta de hechos. En la que, debe constar la ausencia del domicilio conyugal, de acuerdo a la asesoría y recomendación que te proporcione el Ministerio Público. 

De igual forma, si las diferencias en tu matrimonio son de carácter irreconciliable. Puedes hablar con tu esposa y proponerle un divorcio voluntario, lo anterior, pensando en el bienestar de la hija de ambos.

Estableciendo las condiciones del divorcio a través de un convenio de divorcio, para el caso de atender el régimen bajo el cual se celebró el matrimonio. Sociedad conyugal o separación de bienes.

Esperamos que con la información proporcionada y los enlaces señalados aclares tus dudas, en el caso contrario. Puedes solicitar una asesoría personalizada en [email protected] Hasta Pronto.

Qué hacer en caso de abandono del hogar

Un abandono del hogar se produce cuando uno de los cónyuges se va del domicilio familiar sin causa justificada a ojos del juez y de forma duradera, desentendiéndose completamente de los gastos que ocasiona  la vivienda.

Ese desentendimiento es más importante de lo que parece. Aunque ya noponga los pies en la casa, si continúa contribuyendo a su mantenimiento es muy difícil que  un juez estime que existe abandono. Aunque será responsabilidad del denunciado probar que ha estado pagando.

No será considerado tampoco un abandono del hogar  si, en un plazo de 30 días, el cónyuge que se ha ido presenta una demanda de nulidad, separación o divorcio. En ese caso, lo que suceda con la vivienda seguirá el curso normal en un proceso de separación.

  • En caso de abandono, los expertos recomiendan acudir al juzgado de guardia o a comisaría y presentar una denuncia por abandono.
  • Es algo que la gente no suele hacer, ya que un abandono del hogar se produce muchas veces  tras una crisis familiar y se suele aplicar aquello de al enemigo que huye, puente de plata.
  • A continuación recomiendan abrir una nueva cuenta sólo a nombre de la persona que permanece y va a afrontar los pagos y que el banco cargue allí la letra de la hipoteca, para poder demostrar en el futuro que se hizo cargo de pagar en exclusiva desde ese momento.

El abandono será penado como delito o falta, dependiendo de la gravedad. Y se traducirá en una multa de mayor o menor cuantía. La sección tercera del Código Penal recoge los delitos relativos al abandono del hogar.

Pero a la hora del reparto la vivienda se repartirá igual que si se tratara de una separación convencional. El derecho de propiedad sigue siendo el  mismo, aunque haya dejado a su pareja afrontar varias letras sola.

El  juez  va a reconocer su participación a la hora de liquidar la vivienda. Pero en esa liquidación se podrá tener en cuenta y  repercutir al otro lo que se ha pagado de más para el mantenimiento del hogar durante el tiempo de abandono.

  1. Pero hay una salvedad importante:  lo que no va a conseguir en ningún caso es que el juez le atribuya el uso de la vivienda.
  2. Una excepción importante: cuando hay maltrato
  3. Marcharse de la vivienda por temor a que el cónyuge atente contra la integridad física o psíquica, o contra la de los hijos, no se considera abandono del hogar.

Eso sí, aquí sí que es peaje obligado presentar una denuncia, preferiblemente el mismo día del abandono. En esa denuncia conviene especificar claramente que se está abandonando el hogar por ser imposible la convivencia.

Más información en el teléfono gratuito del Instituto de la Mujer: 900 191 010.

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